jueves, 18 de marzo de 2010

ESTETICA DE SALÓN

Con el diseño de un cartel me pasa igual que con el diseño de portada de un disco o una cubierta de cómic: pretendo que me seduzca (o invite). En general la estética del mundo del tebeo no coincide con mis gustos, pero más allá del gusto -del mío o el de cualquiera- está lo que considero más importante: el reclamo, la comunicación... la comunicabilidad: la habilidad para comunicar y seducir desde la gráfica o la idea.

El último cartel elegido para invitarnos a todos al 28ª Salón del cómic resulta para mí, poco interesante aunque deja entrever un cuidado y un cariño especial por parte de Ana Miralles, su autora.
Este cartel hace que me pregunte lo que suelo preguntarme en cada nueva edición del Salón: ¿fue su autor/a quien eligió la puesta tipográfica o fue un equipo de diseño?.

Tanto la idea como el dibujo y el uso de colores los veo correctos, quizás muy formales, pero es todo lo demás, concerniente al diseño de cartel lo que veo que funciona menos.
Entiendo que no todos los autores de cómics puedan resolver el diseño de un cartel, pero también entiendo que debe haber un equipo de diseño (en este caso de uno de los salones de cómics más importantes de Europa) a la altura; que acompañe y supervise la idea y la resolución del cartel así como al autor de cómic invitado a realizarlo, para que no quede tan expuesto y así potenciar la obra.



La última vez que ví un cartel que funcionaba, fue el de la 25ª edición, el de Gallardo, un autor que está muy familiarizado con el diseño y que se nota que le interesa cuidar este aspecto (aunque quizás la elección del color fue una de las cosas que menos funciona). El autor/dibujante en este caso, resolvió -a mi entender- en una sola imagen, la estética del cartel y del cómic, así como su funcionalidad y comunicabilidad, sobre una idea sencilla y efectiva.

Repasando un poco la historia de los carteles del Saló me encontré con muy pocos resultados interesantes; quizás el más significativo es el de la 9ª edición a cargo de Martí (un autor que descubrí tarde y que lo pienso imprescindible hoy dentro de la galaxia de autores españoles). Un cartel en el que la imagen resulta poderosa y la idea -aunque bastante sencilla- está muy bien resuelta desde la gráfica.




Pero antes de ese reciente cartel de Gallardo, el autor realizó hace años un primer cartel, muy gráfico y con clarísimas reminiscencias al mundo del cómic y la ilustración (hace alusión a la clásica imagen del ilustrador norteamericano Norman Rockwell), aunque con una elección de tipografía poco conveniente.

Por último, hay otro cartel en toda esta historia del Saló, que tiene aspectos interesantes (como cartel en sí) a cargo de Max, en donde el uso del color y la forma, se resiste a ser evitado por el ojo: un fondo azul cielo recorta una mano gigante amarilla y silueteada por una negra línea gruesa (muy Chris Ware).

En ambos casos, el uso y la elección de la tipografía los veo fallidos. Algo que, por otra parte, resulta una constante en la gran mayoría de carteles que ilustran el salón y que los organizadores debería revisar y cuidar para futuras ediciones (o no, claro).

2 comentarios:

Jess dijo...

Es cierto que el dibujo está chulo aunque se me hace un poco blandengue para un cartel de cómics. En todo caso un post muy interesante para comenzar.
¡Buena suerte!

Jess dijo...

Es cierto que el dibujo está chulo aunque se me hace un poco blandengue para un cartel de cómics. En todo caso un post muy interesante para comenzar.
¡Buena suerte!