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1. EL CULPABLE
Este hombre se llama Harvey Pekar y a pesar de que acaba de morir, continuará siendo un presente eterno para el mundo del cómic.
Este tío desaliñado, hosco y aparentemente gruñón, es para mí -de alguna manera- el Woody Allen del cine. Contagiados ambos por el espíritu under de una época distorsionada por las drogas, las guerras y las libertades sexuales, buscaron refugio en sí mismos contando historias que les ocurrían con la compleja simplicidad y transparencia que resulta de sentirse un perdedor, temeroso o anti-héroe en una américa de falso esplendor.
Tanto uno como otro buscaron retratar el realismo de sus días escapando a las reglas establecidas que el marco de sus géneros preferidos, les dictaban. Así, Woody fue retratando en sus películas aquello que comenzó contando en sus monólogos y artículos de prensa, decorándolo con un poco de amargura y psicoanálisis, pero siempre dentro de un contexto realista (con pequeñas dósis ocasionales de elementos mágicos). Mientras que Harvey buscó retratar con su limitado trazo y su ácido -y extraño- humor huraño, los días que le tocaban vivir mientras esperaba que algo grande ocurra. Sin darse cuenta, este hombrecillo estaba creando con sus cómics, un estilo único para entonces: el del cómic auto-biográfico.
Así que ya saben, este tipo sentó las bases de lo que hoy es el estilo de cómic que más nos venden (luego del manga y los super-héroes, sí).
2. EL FEO
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3. UN AMIGO